Las fragosas mareas
envuelven su cuerpo apenas vestido de vida zarandeándolo impunemente,
aprovechando su obligada indulgencia. Cuando ya parece que su destino está
escrito, las olas desenfrenadas lo dejan tirado en la orilla. El náufrago
entonces despierta escupiendo todas las aguas del mar, inundando así la isla,
ahogándose de nuevo.
deja un regusto extraño el relato, pero de un gusto exquisito. Y tú di lo que quieras sobre que no eres poeta, pero la lírica que destilan muchos de tus textos te desmiente, y esos dibujos también. Claro que esto te lo dice alguien que no sabe de esto, así que no te lo creas demasiado.
ResponderEliminarPrecioso, enhorabuena.
ResponderEliminarMuestra que el tamaño sí importa.
ResponderEliminarGrandioso.
¡Este texto es excelente!
ResponderEliminarEnhorabuena :)
Me gusta la circularidad de este micro Sara, donde el final vuelve a ser el principio.
ResponderEliminarBesos desde el aire
era lo que le tenía que ocurrir, su destino.
ResponderEliminargran microrrelato ilustrado!
abrazos, un gusto conocerte*
Es el destino inexorable...
ResponderEliminarGracias por vuestros amables comentarios.
Abrazos.
ocurrente final. Muy bueno. Me gusta la ilustración. Te dejo el enlace al blog de Punto y Seguido por si quieres participar cuando hagamos el concurso de ilustradores para nuestro próximo libro: http://puntoyseguidoescritores.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn saludo
Me encanta y me fascina este micro, leí el final muchas veces de tanto que suena a canción de trova. Nomás, tengo que decir, que la frase "aprovechando su obligada indulgencia" me distrajo, hasta me alejó de la imagen y los sonidos del náufrago que habías creado. Saludos.
ResponderEliminar¡Qué buen final!
ResponderEliminarSaludos...