El alquimista
abrió por fin su atanor y se quedó mirando al fondo, perplejo, durante un
minuto largo; desde allí, una radiante tarjeta de crédito le devolvía la
mirada.
Pero claro que los bancos también le ponen la trampa al alquimista. Ellos saben que al mínimo error le subirán los intereses. Para eso tienen patente de corso.
La alquimia ya no es lo que solía ser. Me gustó el su micro.
ResponderEliminarEs que ése es el oro de nuestros días.
ResponderEliminarBesos, me gustó el brillo de tus letras.
Supongo que eso no erá la piedra filosofal, un abrazo.
Pero claro que los bancos también le ponen la trampa al alquimista.
ResponderEliminarEllos saben que al mínimo error le subirán los intereses. Para eso tienen patente de corso.
Me quedo con la alquimi. La cefa la dejo para después. Aunque es necesaria, no me gusta la economía.
ResponderEliminarLa reflexión sería: Gastar solo lo que tenemos.
Saludos :D
¡Qué inútil ser alquimista en estas épocas! aunque el oro suba y suba...
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