Por el Paseo de los Álamos siguen
andando con el rumbo acostumbrado. De vez en cuando se cogen de la mano. Se
paran y miran escaparates. Él le habla; ella lo mira atenta, cálida. Los álamos
viejos recogen sus miradas, saludando desde los recuerdos olvidados, perdidos
en los días de sus ramas.
Allí
quedaron los vocablos; las palabras, quedas, en lo alto. Ella recogía hojas en primavera. Ahora las hojas están
secas. Han perdido el brillo, como su mirada. Ya no son los días irisados por
las palabras dichas. Han quedado abandonadas en los cuadernos escritos. Él le
cuenta, como un buen narrador de cuentos, todo lo que acontece alrededor de la vida,
con afecto y comprensión.
Nada,
nunca hizo prever que Juan se convertiría en el acompañante fiel. Siempre había
sido Marta la que escribía los relatos más líricos en el paseo. Hoy, sin memoria y con los recuerdos
olvidados, a su lado, camina como testigo.
En el
cuaderno de la memoria lo lleva todo escrito. Ahora no se acuerda: ¿Qué es lo
que anotó? Sólo sabe que antes de salir a la calle alguien le ha acariciado en
la mejilla diciéndole: “Marta, qué guapa estás”.
Autora: Carmen Martínez Marín
Blog: http://aymaricarmen.blogspot.com/ Cabopá
Gran vida de cuaderno.
ResponderEliminarNo a todo mundo se le da una vida con auténtica plenitud.
ay
ResponderEliminar¡ Entrañable !
ResponderEliminarEnternecedor relato Carmen, y además teniendo en cuenta que ayer fue el Día Mundial de la Salud Mental, creo que lo publicas muy a propósito.
ResponderEliminarBesos.
Escribes desde el corazón, desde dentro y eso se nota. Sensibilidad a flor de piel que traspasa las hojas. Mirada atenta la de ella mientras él le cuenta lo que ella antes narraba.
ResponderEliminarPrecioso micro lleno de ternura.
Un besito y un abrazo.
¡Qué malo es el olvido!
ResponderEliminarSlu2.
Muy tierno, mucho.
ResponderEliminarBesos otra vez
Acaricias con tu micro, excelente.
ResponderEliminarUn saludo
Muy tierno, y muy real.
ResponderEliminarMe encantó.
¡Saludos!
Intensa tristeza, pero intenso amor también.
ResponderEliminarEste es un micro de los que se hienden el el corazón del lector como un cuchillo calienten en una barra de mantequilla, Cabopá.
ResponderEliminarMe toca tan de cerca que prefiero no decir nada más que me parece soberbio.
Un abrazo,
Como es tan tierno y ellos podrían tener los nombres de mis padres, se me han saltado las lágrimas.
ResponderEliminarUn beso
Un texto muy bello y enternecedor Cabopá. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias amig@s por vuestros generosos comentarios.
ResponderEliminarBesicos
Es muy duro ver como los seres queridos se diluyen en la nada de la demencia. Emotivo relato Cabopá.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Bello, tierno y real relato. Me gustó mucho.
ResponderEliminarAbrazo
Parte de la vida, descripta como se vive. Una punzada al corazón pero es lo que viene. Un abrazo.
ResponderEliminarEs tierno y muy triste a la vez. Lleno de corazón y emoción, Capobá.
ResponderEliminarBesitos