Eran
las tres de la madrugada.
El
aire de la noche congelaba los sueños al otro lado del vidrio de la ventana.
Después
de dejar que acariciasen su piel, que intentaran borrar sus muchas cicatrices o
que los pensamientos ajenos quisieran dar sentido a su vida, sintió que el
agotamiento lo invadía. Quiso descansar resguardándose del frío con una manta
de palabras y con una frase como cojín.
Cuando
abrió los ojos, todo estaba oscuro, casi no había oxígeno, sólo un fuerte olor
a madera que impregnaba el lúgubre lugar.
Fue
entonces cuando el papel pensó que había muerto, pero sólo se había quedado
dormido en el cajón del escritorio.
Autora:
Angie Albelda (Elvira de los Ángeles Bello Albelda)
Blog:
Angie Albelda
Muy bueno tu micro Angie, marqué un diez.
ResponderEliminarUn saludo
Maravilloso.
ResponderEliminarHa hablado el papel.
Ha manifestado las virtudes de la letra.
Y nos quedamos con el misterio de cuales serían tan grandiosas palabras que lo hacían sentirse eterno.
Queda a la interpretación libre de cada lector.
Y cada uno queda con el reto de determinar cuales fueron; y es donde si lo hacen, mostrarán su íntimo reflejo.
Pero reflecciona que aquí el posible abanico se expande a frases que pueden variar desde : Reunión de personas que tienen fobia a las aceitunas, o :Esa noche los Dioses tuvieron pesadillas, los hombres habían descifrado sus claves más ocultas.
O una explicación de como las personas que cultivan exclusivamente relaciones superficiales y cuidan de no caer en llevarle la contraria a nadie son poseedores de tremendo éxito en nuestros tiempos. Si no es que a través de la historia de la humanidad completa.
Gracias Verónica y Carlos,
ResponderEliminarAcabo de recibir el correo donde me informaban que estaba publicado y me encuentro con vuestros comentarios tan alagadores.
Muchas gracias, de todo corazón!
Interesante personificación del papel. Me gustó el tono poético.
ResponderEliminarBonito y ligeramente realista.
ResponderEliminarSaludos