domingo, 19 de agosto de 2012

Más rutinas

En eso, mi padre no era diferente a los otros, pero solamente en eso. Cada noche preparaba su comida; en la parte de abajo, el primer plato, arriba unas cuantas tajadillas de lo que hubiera sobrado de nuestra comida, y una manzana, verde en otoño y casi pasas, por lo arrugado, al entrar el verano, de esas del fondo de los cajones. Todas las mañanas madrugaba para verle marchar, me encantaba: puño en alto con su traje amarillo y su capa roja al viento mientras gritaba eso de "¡Eso es todo amiguitos. No olviden supervitaminarse y mineralizarse!"


- Alegría, el héroe de los niños es un ratón cocinero, ¡já!
- En nuestros tiempos sí que había ratones, y no los de ahora...

2 comentarios:

  1. Encantador relato, bice, ser hijo de super ratón (que imagino que ese era) ay, qué recuerdos...

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Un micro tierno, y sin embargo tiene un halo triste.

    ResponderEliminar

Pon un comentario. Nos gusta que nos leas pero también nos gusta saber que nos has leído.