
Mientras flota dispersa entre las luces de la habitación, observa cómo sus hijos y nietos reciben las condolencias de los médicos. Escucha el llamado para que atraviese la ventana y vuele hacia el azul infinito. Mas ella siente que adeuda abrazos de niños e historias para contar, por lo tanto decide que aún no es tiempo del viaje. Con ligereza, desciende al viejo cuerpo y sopla aliento fresco a su corazón.
Autor: Sergio Cossa
Blog: El blog de Sergio Cossa
Una resurrección llena de poesía y delicadeza. Me gusta.
ResponderEliminarUn saludo
Sabe que no podrá retrasarlo por mucho más tiempo... pero que bien sienta disfrutar de la vida un poquito más.
ResponderEliminarMu bello.
Un abrazo.
El lirismo de tus palabras y la sutileza con las que lo has escrito me ha gustado mucho...
ResponderEliminarBesicos
Excelente, Sergio Cossa, en este mundo verborrágico lo tuyo es un prodigio de síntesis. Juan Adolfo Colombo-Cipriani.
ResponderEliminarMe gusta el uso del lenguaje, nos mece dispersos en el azul infinito. Y un final feliz además, creí que se habían extinto.
ResponderEliminarNo hay que quedarse con historias sin contar, ni adeudando abrazos...
ResponderEliminarMuchas gracias por sus comentarios :)
¡Un abrazo a tod@s! (para seguir acumulando)
Así ha de ser, nos vamos cuando lo decidimos: ojalá!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Sergio
Si se pudiera...
ResponderEliminarOtro abrazo para vos, Patricia :)
ResponderEliminarArturo, tal vez se pueda y no lo sabemos :)
¡Saludos!