Viaje al futuro
¡Aquello fue irreal, lo que vi esa noche no sucedió de verdad!, —me lo
repito una y mil veces, pero aún así, sigo temblando—. ¡Un humano desplazándose
por los antiguos caminos! Aquella especie cruel, responsable de que el planeta
agonice, lleva miles de años extinguida. A no ser que haya venido del pasado a
través de ese portal iridiscente que se formó en el cielo. Estaré delirando. Mi madre está en lo cierto: soy una serpiente voladora con demasiada
imaginación.
Divertido juego con las fantasías.
ResponderEliminarIdeal, Sara, como siempre, tanto la ilustración como el relato.
ResponderEliminarFelicitaciones, y un saludo,
No hay nada más peligroso para uno mismo que la imaginación, si además eres una serpiente voladora, la cosa puede ser aún peor.
ResponderEliminarMe gustan tus letras y tus trazos.
Un beso
La imaginación es peligrosa, sí. Pero más peligrosa es la vida sin ella: perderíamos la magia, la ilusión...
ResponderEliminar¡Muchas gracias por vuestros comentarios!
Abrazos.
Grande. Provoca a pensar y juega feliz en su cosmología.
ResponderEliminar¿Llegaremos a irnos por donde se fueron los dinosaurios?
¿Heredarán el mundo las cucarachas?
¿Les saldrán alas a las serpientes?
No tiene límites.
Una serpiente, particularmente bonita, Sara. Un hipótesis fantástica, del mundo que nos espera.
ResponderEliminarMis saludos cordiales.
Me encanta la ilustración, Sara y este texto con serpiente voladora e imaginativa.
ResponderEliminarBesitos