viernes, 3 de febrero de 2012

LA NOCHE EN LOS TEJADOS

No hay nada comparable con la noche saltando por los tejados al son que le toca la luna llena. Yo salto con ella hasta que la curiosidad me hace asomarme a la cocina donde Julia está preparando una tortilla de patata. Sigo mi camino pero enseguida veo en otra ventana a Carlitos terminando los deberes entre bostezos y pienso que podría ser mi hijo si Marga no me hubiera dado calabazas. Me cuelo por la terraza de Dorita, siempre tuve curiosidad por saber cómo sería la cama de ese pedazo de mujer pero unas sábanas de franela rompen en pedazos el misterio.  Salto al comedor de los Sánchez y le encuentro a  él roncando ante el televisor mientras ella maldice su suerte abrazada a una botella de coñac.  Vuelvo a los tejados con los gatos a bailar con la noche y a visitar las vidas de otros. Es la única ventaja de  estar muerto.   

8 comentarios:

  1. Observar la vida de los vivos...
    Besos desde el aire

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  2. Permanezco en trance al contemplar tan hermoso micro.
    Un poema a lo posible y a lo que no fué desde la omnipresente mirada de un muerto.
    Una joya. Bravo Esperanza.

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  3. Siempre me dejáis con la boca abierta con los finales.
    Un gusto pasarse por aqui.
    Saludos^^

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  4. Si bien hay un aire en el texto que lleva a imaginar el posible remate, el micro es una hermosa poesía.
    Me encantó.
    ¡Saludos!

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  5. Lo que más me gusta de tu micro es que el muerto que lo protagoniza está muy vivo.

    Un abrazo

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  6. Absolutamente maravilloso. Deambular por los tejados observando la vida pero ya fuera de ella, un alivio pero también muy triste. ¿Maullará como los gatos a la luna?. Un beso Esperanza.

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  7. Tiene un sabor agridulce, está entretenido mirando las vidas de los demás, pero él está muerto.
    Excelente, Esperanza.

    Besitos

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  8. Sí claro, sólo un desencarnado podría gozar de tanta libertad, aunque el estado fantasmagórico no lo asociamos a menudo con la libertad, pero vaya, ¡¿qué sabemos los mortales de la muerte?!

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