
No pudo soportarlo; ante la súbita merma de su bien ganado prestigio a ojos de sus colegas, aquella eminencia de la medicina no tuvo más remedio que suicidarse cuando el muerto que había certificado sin dudar tuvo a bien experimentar una notable mejoría que le acarreó ser dado de alta de su dolencia en menos de dos semanas.
Autor : Elías Moro
Blog: El juego de la taba
Es que hay médicos muy malos, por suerte no son todos.
ResponderEliminarMuy buen escrito felicidades, te puntué un diez.
Un saludo