Aquí llega otra vez: alta, robusta y encorvada. Probablemente somos las dos de la misma edad. Viene ocasionalmente a la tienda de mi tía a dejarle prendas bordadas en listón para que las venda; platica un rato y se va. Mi tía por costumbre me presenta con sus conocidos pero a ella la deja irse. ¿Por qué? No me lo había preguntado.
- Pobrecita, entiende todo, es igual que cualquier persona. El otro día me dijo: "Yo no soy así de nacimiento, ¡yo era normal! Pero me dio viruela cuando tenía ocho años y así quedé. ¡La gente me trata como si fuera una loca de la calle!", y casi llora.
La sigo con la mirada, al cruzar la calle gira levemente y le dedico una mueca intento de sonrisa. La verdad no sé si pudo verme con ese ojo protuberante que se aleja demasiado de la nariz, allá hacia la sien, como recordando.
Hay una tendencia natural a hacer tontos o retrasados a aquellos con taras físicas. Está muy bien recordar que no es así. Tengo o tenía (porque apenas tenemos contacto) una amiga con una enfermedad física degenerativa y tiene dos carreras universitarias.
ResponderEliminarMis felicitaciones por el relato.