lunes, 23 de enero de 2012

DOS MUCHACHAS

Aquí llega otra vez: alta, robusta y encorvada. Probablemente somos las dos de la misma edad. Viene ocasionalmente a la tienda de mi tía a dejarle prendas bordadas en listón para que las venda; platica un rato y se va. Mi tía por costumbre me presenta con sus conocidos pero a ella la deja irse. ¿Por qué? No me lo había preguntado.

- Pobrecita, entiende todo, es igual que cualquier persona. El otro día me dijo: "Yo no soy así de nacimiento, ¡yo era normal! Pero me dio viruela cuando tenía ocho años y así quedé. ¡La gente me trata como si fuera una loca de la calle!", y casi llora.

La sigo con la mirada, al cruzar la calle gira levemente y le dedico una mueca intento de sonrisa. La verdad no sé si pudo verme con ese ojo protuberante que se aleja demasiado de la nariz, allá hacia la sien, como recordando.

1 comentario:

  1. Hay una tendencia natural a hacer tontos o retrasados a aquellos con taras físicas. Está muy bien recordar que no es así. Tengo o tenía (porque apenas tenemos contacto) una amiga con una enfermedad física degenerativa y tiene dos carreras universitarias.
    Mis felicitaciones por el relato.

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