
Mamá me tenía prohibido subir a sitios altos. Decía que las alturas las cargaba el diablo. Así que no me quedó más remedio que ser lanzador de cuchillos que, según ella, era más seguro. Sabía bien lo que decía porque, durante una función de sábado, cayó al vacío desde el trapecio después de que sus manos resbalaran como si estuvieran untadas de mantequilla. Papá llevó la pena con discreción y a quien le daba sus condolencias le contestaba con un resignado "son gajes de trapecista". Respuesta muy admirable, creo yo, teniendo en cuenta que era él el que tenía que haber agarrado a mamá después de su triple salto mortal. En el entierro, su estoicismo contrastaba con el llanto a duras penas reprimido del funambulista, que, en breve, por cierto, también sufriría mal de altura.
AUTORA: Mar Horno García
BLOG: Maremotos
AUTORA: Mar Horno García
BLOG: Maremotos
Ilustración cogida de la web.
Un micro cincelado con una ajustada narratividad, con voz intimista y una carga emocional destacada.
ResponderEliminarBrillante final que explica la historia, el porqué de las cosas.
Muy en el registro propio de Mar Horno que -como siempre- nos regala un trabajo digno de elogio.
Un saludo,
Excelente microrrelato, Mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno Mar. Enhorabuena!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Excelente micro con el inconfundible toque de esta autora tan personal y excelso. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn relato muy bueno, cumple todas las reglas. Tu sabes Mar siempre estar a la "altura" del bien relatar.
ResponderEliminarBesicos
¡Enhorabuena por la publicación!
Mar, es un relato irónico aunque cuente un suceso trágico. En el circo están cosas pueden suceder, pero contadas parecen de otro mundo. Me gusto el toque que le das.
ResponderEliminarUn abrazo bien fuerte.
PD: Me alegro verte en El Microrrelatista.
Si es que... tu vida dependa de los demás une mucho (con el funambulista) o hace que estés perdido en manos de tu cornudo marido. Pero, ah, donde las dan las toman y el espectaculo tiene que continuar. A lo mejor por falta de personal, el marido acaba siendo la diana del lanzador de cuchillos. Vete tú a saber.
ResponderEliminarQué sutil el marido despechado y qué C. Qué sutil tu micro, Mar, y qué bueno.
ResponderEliminarAhora, la hija/o también es un poco lerda/o, no?
Quizá sea el despecho lo que mas rápido nos lleve a la violencia, como tan sutilmente lo has narrado aquí.
ResponderEliminarVeremos qué sucede cuando el tirador de cuchillos por fin saque sus propias conclusiones...
Beso admirado, Mar
El relato se lee muy bien. Mi problema es que no encuentro las pista o clave que me diga si el padre sufrió el mal de altura porque el hijo cortó el alambre por no haber sujetado a la madre. Otra vez será.
ResponderEliminarPedro, tu comentario es mejor que el propio micro. Muchísimas gracias Un saludo.
ResponderEliminarSara muchas gracias.
ResponderEliminarRosa, me encanta encontrar tu comentario aquí.
Yolanda, Un beso.
Cabopá, tú si que estás siempre a la altura de los comentarios. Un beso.
ResponderEliminarNicolás, en el circo todo puede suceder y los hechos más insólitos puedes verse como lo más natural del mundo. Gracias por comentar.
Luisa, como siempre, das en el clavo. El lanzador de cuchillos tiene que mucho que hacer. Un beso.
Miguel Angel, el hijo es todavía joven y a lo largo del micro va perdiendo la inocencia hasta que en el entierro, se da cuenta de todo, y predice con toda naturalidad elfuturo del funambulista. Ahora ¿crees que hará algo al respecto?.
ResponderEliminarPatricia, tú, al igual que Luisa, le dais su justo valor al lanzador de cuchillos. Un beso.
ResponderEliminarXimens, esto es solo para tí.
ResponderEliminarEl padre es trapecista. Deja caer a su mujer desde el trapecio porque descubre que se entendía con el funambulista (el del alambre). El hijo (casi un adolescente todavía) narra la historia como si tal cosa y en el entierro de su madre, cuando ve que el pobre funambulista llora sin consuelo, se da cuenta de todo el pastel y vaticina que su padre también hará morir al funambulista de mal de altura. El caso es ¿hará algo el joven lanzador de cuchillos? En próximos capítulos.
Ximens, ahora espero que lo releas y puedas disfrutarlo. Un saludo.
Mar, me ha encantado tu micro circense, y luego me dices a mí. Creo que no morirá del mal de altura, el hijo lanzará algún cuchillo perdido, lo malo es que el no sabe que su verdadero padre es el mago.
ResponderEliminarUn abrazo, y sigue con la sequía, ya nos conformamos con leer estos micros.
Muy buen final, Mar, así queda a la vista lo que ha pasado y el motivo de ese mal de altura.
ResponderEliminarExcelente trabajo
Besitos
Xavier, que tus micros de circo me inspiran, aunque ha quisiera yo estar a la altura. ¿Eres adivino? El mago desapareció misteriosamente hace unos meses. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Elysa. Hay que tener cuidadado con las alturas, y más la de los tacones. Un beso.
ResponderEliminarMar, claro sí. Ahora veo mi error, entendí que el padre era el funambulista... hace tanto que no voy al circo, desde que prohibieron a los burros.
ResponderEliminarBuen relato de fieras de circo, me gustó.
ResponderEliminarY ni que decir de la cena que le espera al tigre.
ResponderEliminarLas revelaciones se suceden en progresión.
Me encanta lo de "son gajes de trapecista". Los celos que malos son...
ResponderEliminarAbrazos
Ximens, lo que me he reído con tu comentario. Si yo te contara la cantidad de veces que tengo que esperar a leer los comentarios de otros para entener o sacarle todo el jugo a un micro, te quedarías con las patas colgando. Un saludo.
ResponderEliminarCybrghost, muchas gracias. Fieras hay en todos lados pero en el circo más.
ResponderEliminarCarlos, va a ser una carnicería, te lo digo yo. Un saludo.
Hola Anita, me alegra que te haya gustado. Hay gajes muy peligrosos según en manos de quién. Un beso.
Como llego tan tarde, te voy a hacer un resumen de mi opinión: fantástico, Mar.
ResponderEliminarBesos
Malo serle infiel, y dejar tu vida en sus manos.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Amo las historias de circo, y las de despecho.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, Rocío, Isis, Yunuén, son los mejor de contar historias. Un beso.
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