El sobre se dobla entre las manos y escapa con un latigazo. Huye como un pájaro pájaro blanco tatuado con siglas. El hombre sonríe, alza sin éxito las manos para atrapar al animal de celulosa. Es el primero del colegio y todo alrededor son cámaras que chasquean. Fotografías que puestas una tras otras harían película de ese instante. El documento nacional de identidad entre los dedos, un paraguas, la camisa limpia y una sonrisa de compromiso. Haciendo equilibrio para no perder el ídem en busca del papel que revolotea alrededor. El presidente y los vocales se mantienen atónitos mientras observan como el sobre se eleva, toca el techo y atraviesa el aula para tirarse por la ventana. Tímidos aplausos dan ánimos al votante frustrado. Se marcha cabizbajo, padre de un voto nulo. Su nombre se tachó de la lista y perdió la oportunidad de ejercer un derecho que se le ha puesto rebelde. El siguiente se acerca a la urna con las cejas muy juntas, sospechando. Dice su nombre y hace un chascarrillo. "Se pone difícil votar cuando ni las papeletas se atreven". Después toma el sobre con fuerza y dirige su mano al centro de la urna.
Imagino la escena y como soy previsora me llevaré un imperdible para sujetar bien mi papeleta, no sea que por una de esas casualidades de la vida, la ficción supere a la realidad y...
ResponderEliminarMuy buen relato, me ha gustado esa vuelta de tuerca al tornillo de la democracia.
Saludos
que gran confusión para la urna, para el votante y para las perspectivas de futuro.
ResponderEliminarsaludos
Voten todos por algún sabio que no sea político ni partidista, por lo menos para mostrar su desprecio a los ineptos de costumbre.
ResponderEliminarTal como van las cosas tendremos que hacer preparación física para tamaño esfuerzo....
ResponderEliminarIntentaré meterla bien...el sobre digo..jejej, un abrazo desde Murcia...
ResponderEliminar