Ambos entraron en el aseo. Ven que te baje la bragueta, a ver, déjame que te la sujete. Sí. Venga, rápido, que no tenemos toda la tarde. ¿Has terminado? ¿Sí? ¿No tienes más ganas? Vale. Venga. Cuidado, no te hagas daño. Te ayudo a subirte la bragueta. Así. Muy bien. A ver cuándo aprendes a hacer pipí tú solito, hijo mío.
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