Como víctima de los dioses y sus juegos, pido, es más, exijo que se haga justicia conmigo. Dicen de ti que eres el único, el infalible, el que todo lo ve, el justo y el piadoso. Tú que has visto cómo te han creado, destruido, blasfemado, matado. A ti clamo, desde el desconcierto, pidiendo libre albedrío. Porque...¿puede saberse qué hago yo sentado a la mesa la camilla de la del octavo tragándome un culebrón, si me acabo de tirar por la ventana del séptimo?
bicefalepena
Resulta pésima elección lanzarse de las alturas, pues bien sabido es que el mal estado en que uno se encontraba pudiése empeorar.
ResponderEliminarLo mismo puede decirse de apostar por el suicidio.
Es una apuesta a ciegas. No sabemos lo que sigue después de la muerte; el último gran misterio, por más que se especule, no existen pruebas de que reencarnemos, vayamos al cielo o éstemos eternamente en posición de off.
Luego, la vida es tan corta, y cada década que cumples corre más rápido; y ésto lo puedes comprobar con cualquiera que tenga más de cincuenta o sesenta con preguntarle, para tu sorpresa la mayoría te afirmarán que así es.
Respeto a quienes se auto eutanasian por dolor terminal, sólo quien se encuentra en éso pudiera saberlo, por lo demás, sobrevivir puede darnos tiempo de hacer algo bueno, lo que sea, y ésto le dará valor a nuestra estancia.
Me descolocó un poco, pero "sentado a la mesa la camilla de la del octavo si me tiré del séptimo"
ResponderEliminarhablábamos del infierno ¿no?
saludos
Jeje. Divertido. Es el problema de los que tiene alas, que cuando saltan ascienden.
ResponderEliminarComo cuando lo leí por primera vez me sigue gustando y me parece sorprendente.
ResponderEliminarJejeje, los caminos del señor...
ResponderEliminarBesos desde el aire
¿Otro con doble ubicuidad? jolín, que me digan dónde la reparten!!
ResponderEliminarSaludos
Que no se queje, la apuesta con Job fue mucho más perra.
ResponderEliminarPor más que lo pienso no atino a una buena forma de suicidarse.
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