Las tardes de verano transcurrían tan despacio que lanzar piedras al borde del acantilado se había convertido en uno de nuestros pasatiempos favoritos, para mí porque era el mayor y las mías siempre llegaban más lejos, para él por estar conmigo. La brisa marina dio paso al viento que precede a la tormenta y enseguida la lluvia vino a acompañarnos, él resbaló, y durante unos instantes su cuerpo quedó oscilando colgado de mi mano. Me habían servido en bandeja la oportunidad soñada, pero no era capaz de soltar su pequeña mano. Tiré con todas mis fuerzas, pero el barro hacía deslizar mi cuerpo hacia el borde de las piedras. Él desfallecía, presa del pánico lloraba pidiendo que no le soltase, y aunque a mi mente no le parecía tan mala idea, se impuso el criterio de mi corazón, que testarudo insistía en que yo podía conseguirlo.
—Yo quiero ser como tú, me dijo cuando por fin pude izarle.
—Cuando nazca el hermanito que esperamos, tendrás tiempo de aprender, contesté mientras me temblaban los brazos y mi mente pedía explicaciones al corazón que contento latía en el pecho haciéndose el sordo.
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Hablas de muchas emociones a la vez. De los vaivenes de sentimientos entre hermanos. Bello relato.
ResponderEliminarInteligente relato, saludos
ResponderEliminarEl amor y el odio hacia un hermano, a veces lo mataría otra me lo comía a besos.
ResponderEliminar1 beso fuerte.
Precioso relato de dos luchas simultáneas.
ResponderEliminarPaloma, la sangre es la sangre, y por mucho que suceda, en los momentos que importan eso es lo que prevalece.
ResponderEliminarBien reflejado esto mismo.
Un abrazo.
Otra muestra más de como las hermanas poseen mayor bondad.
ResponderEliminarGran estilo, captura.
Bien reflejado una parte de los sentimientos que se da en las relaciones entre hermanos. Me gusta.
ResponderEliminarBesitos
La sangre tira, pero algunas veces no tanto. Esta vez sí.
ResponderEliminarMuy buen microrrelato. Bello como la vida.Siempre el instinto llamado corazón, por delante.
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Acopañare como N547
Wow, la historia es muy intensa, aunque el momento de la caída llegó muy precipitadamente y me desconcertó la rudeza del cambio desde un verano lento hasta el clímax de la muerte/asesinato.
ResponderEliminarConflicto entre la cabeza y el corazón muy bien retratado. Menos mal que ganó el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo,
Entre hermanos no metas las manos..Buen relato Paloma.
ResponderEliminarBesos desde el aire