Sordo a las habladurías, impune a la sed de venganza, orgulloso de ser la piedra del escándalo, alimentaba su fama el lobo feroz.
Certero en la puntería, indolente a la muerte, orgulloso de ser el redentor del bosque, alimentaba su fama el cazador.
Cada uno en su papel y, de algún modo, tal para cual.
ResponderEliminarSiempre aparece uno más picudo.
ResponderEliminarNo hay que confiarse.
Habría que huir de los dos...
ResponderEliminarVaya un par,yo no me fiaría ni del uno ni del otro..Muy bueno...
ResponderEliminarCada cual en su papel. Están muy encasillados los pobres,quizás quieran nuevos retos.
ResponderEliminarMe gustó.
como la antiquísima ley de los contrarios...nada son, uno sin el otro...
ResponderEliminarsaludos
Gracias, maestros, por el feedback!
ResponderEliminarUn abrazo!