
Los ojos de Ramón brillaban como el carbón encendido. No era un paisano malo, pero esa mirada centelleante hacía torcer la jeta a más de uno. En silencio, desde el fondo de la barraca mal iluminada por un quinqué a kerosene, Ramón escrutaba a su mujer, que asistía a la esposa de su compadre a parir su primer cachorro. Entre esos cuatro no había vergüenzas ni intimidades, una confianza de años de campo los hermanaba. El grito dolorido de la mujer anunció la llegada del crío, y en el fulgor de sus ojos, el crío delató a su padre. Después todo fue aullidos y rojo.
Me ha gustado su re-lectura.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Muy bueno.
ResponderEliminarNo me extraña que todo se tornara rojo.
ResponderEliminar¡Qué bueno!.
Abrazos.
No creo que nadie se atreva a decirle nada al tipo duro... ;p genial relato¡¡¡
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡
Un texto con sabor a campo y a còdigo del campo. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo a todos.
Juanchi
Muy bueno!,
ResponderEliminarun fiel bosquejo de letras con un final grandioso,
les dejo un gran abrazo.
Bue, Traumático final.
ResponderEliminarbuen relato.
Saludos cordiales.
Un texto que dice tanto con tan poco, la mano de Humberto se hace notar. Un cariño.
ResponderEliminarSabri!
A veces no hace falta el ADN. Me gusta como lo dices sin decirlo claramente.
ResponderEliminarUn micro de maestro, Humberto.
ResponderEliminarFelicidades.
Bien contado.
ResponderEliminarUn caso que sucede a tantos que no guardan la privacidad de la casa.
Genial: no se puede ser más parco en un escenario como el retratado, ni más elocuente. Abrazos.
ResponderEliminarNo fueron los primeros, ni tampoco serán los últimos. Saludos Dib, muy bueno.
ResponderEliminarSi, evidentemente había mucha confianza, quizá demasiada.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por las palabras de apoyo, siempre es un honor participar en este espacio de colegas.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Pureza gaucha, Dib.
ResponderEliminarSeguro que si busacamos, acabaríamos poniendoles nombres y apellidos.
Excelente micro. No se puede decir más en menos.
Un abrazo.
Una pequeña obra de arte, es muy bueno leer tus textos en tan divrsos espacios. Aquí entre tus colegas.
ResponderEliminarCreo que a los compadres de les confundieron los tantos, hay cosas que no se comparten.
Un saludo a tan interesante blog.
Un beso, Humberto. Stefi
Vengo atrasada de lecturas! Excelente, Humberto!
ResponderEliminarEstupenda entrada y estupendo blog
ResponderEliminarEnhorabuena
Hoy estoy de recorrida de blogs, y me encuentro con un texto de Humberto. Que gran escritor! Excelente, es un placer este blog lleno de autores tan buenos.
ResponderEliminarCaro
Me gustan los rojos enlazados en tus letras y la imàgen.
ResponderEliminarSaludos
LaLy
Ese color rojo corta la respiración, muy conseguido.
ResponderEliminarUn saludo
Este chico no vino con un pan bajo el brazo....
ResponderEliminarme ha gustado el relato
un abrazo
paco