Kurt Fickenheinzel había dejado plantada a su novia y ahora ahogaba sus penas en cerveza en un sitio cercano a la universidad donde estudiaba.
Sentía que su vida se había estancado, y que era un incomprendido por todos. Por la familia , por los profesores, por los amigos, y por fuerzas del deseo que le sugerían abandonar los estudios e irse a la más lejana isla de la micronesia a vivir su amor con ella en una forma salvaje y natural, fuera de todo el entorno socioecónomico cultural que lo sofocaba.
Pero en vez de hacer ésto siguió bebiendo por meses hasta cobrar la apariencia de un vagabundo, e incluso lo expulsaron por agredir a un profesor durante un altercado verbal acerca de un punto de vista filosófico.
Finalmente estaba frente a ella; quien tenía una belleza luminosa que ponía en trance a cualquiera.
Ambos se embarcaron a vivir su amor como él ansiaba y fueron felices toda la vida.
Acertó al haber plantado a ésta mujer de acuerdo con su teoría de ingeniería biogenética a través de la cual logró la combinación de la hembra humana con el fruto.La logró perfecta, tal como él la diseñó en el laboratorio.
Al besarle los pechos, le sabían a melón.
El amor lo alcanza todo.
ResponderEliminarUn saludo
Cuando el amor se engancha al corazón, los ojos se vuelven ciegos
ResponderEliminarUn saludo
Muy bueno, Carlos.
ResponderEliminarMe parece estupendo ese giro final y el uso del juego de palabras.
Te felicito.
Un abrazo,
Ñam!
ResponderEliminar:D
Jeje, solo al leer el comentario de Pedro me di cuenta del juego de palabras que no había detectado. "Dejar plantada". Ahora sí, lo que pasa que eso creo que no es amor, habría que preguntarle a ella si era feliz y amaba a su jardinero.
ResponderEliminarGracias a todos por su compañía en ésta vistazo al futuro.
ResponderEliminarEn la ingeniería genética ,una vez llegado el momento en que un ser humano de diseño programado se une a la semilla de la fruta con la cual se plantará, no se dejan detalles al azar.
Mucho menos de personalidad.
Anterior al implante se regula minuciosamente cada trato de comportamiento y mentalidad para adquirir el individuo deseado.
Sería un tanto largo detallar los filtrados celulares y otras cuestiones que se irían fuera de lo que es el micro.
La dejó plantada y ella fue creciendo y creciendo hasta ser perfecta para Kurt Fickenheinzel.
ResponderEliminarAhora, él, debería dejar de beber y poner a descansar su hígado.
Buenísimo, Carlos.
La última frase un "brochazo final".
Muchos abrazos.
¡Ostras!,¡ingenieria genética humana!
ResponderEliminarCarlos de la Parra, muy bueno tu micro. Con final insospechado, como debe ser. ¡qué cosas me vengo a enterar de la energía biogenética!Un abrazo, amigo.
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