La mujer sintió algo diferente cuando lo vio por primera vez. Del hombre no se puede decir nada. Los caminos de la mujer y el hombre fueron coincidiendo sin pretenderlo, a ella le agradaba, a él, se intuye que también. El tiempo hizo que en ocasiones, las miradas que se cruzaban casualmente, se convirtieran en algo premeditado. La mujer disfrutaba esos momentos, del hombre… se piensa lo mismo. La mujer nunca se atrevió a verbalizar lo que su corazón le decía al oído. El hombre, no se sabe si lo escuchó. La mujer y el hombre hoy, cada uno en su mundo, se siguen mirando esporádicamente, y de sus ojos, en cada contacto, sale un resplandor de lo que pudo ser y no fue.
Qué pena ese pudo ser!!!
ResponderEliminarSi hay qué arrepentirse qué sea de lo que hemos hecho...Nunca de lo qué no hicimos.
Un besazo SU desde el aire
No ha cambiado nada desde entonces.
ResponderEliminarLos hombres son tan impredecibles! tan dejados algunas veces en el amor, nunca cambiaran..
ResponderEliminarUn beso me ha encantado el blog!.
saludos!
Un claro retrato de la timidez y el absurdo de los temores al rechazo.
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