lunes, 18 de abril de 2011

Una buena alimentación.

Le habían dicho tantas veces: "eres una mujer sin alma" que se sintió en la duda.
No recordaba haber sentido en el cuerpo o en la mente algo como aquello a lo que aludían.
¿Qué era el alma?
"Está en tu interior" se cansaban de responderle.
Una tarde se sentó a contemplar el ocaso, y la osadía del cielo desfragmentándose en tres colores le provocó tal sopor que llegó a la conclusión que tenía que buscar en su interior.
Metió la mano, sorteo la úvula, se aventó por la traquea, ingreso a la caja torácica y hurgó un poco entre los órganos.
Nada.
El alma había sido procesada y defecada a los largo de los años, en pequeñas cuotas.
¡Una alimentación rica en fibra podía lograrlo!

2 comentarios:

  1. Ideal sería que las almas tuvieran la fuerza de llevar a las personas a su mejor destino. Sin embargo resultan tan corrompibles como los cuerpos.Más que la fibra hay que diseminar la compasión y el amor.
    Si tan sólo pudiéramos dejar de deshumanizar a los demás y ver que no existe tal otredad, todos sentimos igual.

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  2. Sí. Pero lo que no se muestra no se ve.

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