Resulta difícil de precisar. Me refiero a encontrarse en la cama – sobrio, en compañía y sin calcetines - y pensar en el instante exacto antes de quedarse dormido. En esa fracción infinitesimal en la que se alcanza, desde la vigilia, el sueño. No se me ocurre un método más fiable que repetir una y otra vez ahora, ahora, ahora. Hasta dar, si la fatiga no lo impide, con ese ahora definitivo que confirmaría el tránsito de un estado a otro. Pero me temo que esa percepción sea finalmente inasible, volátil, etérea. Pensándolo bien, sólo intuyo una cosa aún más difícil. Despertar en mitad del sueño – ebrio, solo y con calcetines - y recordar el instante exacto del desvelo.
Agustín Martínez Valderrama
Estupendo Agus, ya te lo dije en su momento y le vuelvo a ver todas sus virtudes aquí y ahora. Qué mano la tuya. Besos
ResponderEliminarMagnífico. Pero, por favor, en compañía... sin calcetines.
ResponderEliminarBuenísimo, Agus. Inquietante y delicioso a un tiempo.
ResponderEliminar¿Ya te lo hiciste mirar?
Mientras... ahí te va mi sombrero.
Besos dormidos... sin calcetines.
También sería tremendo despertarse con calcetines, ebrio y en mala compañía.
ResponderEliminarMe encantó el tema, la foto y tu forma de narrarlo.
Besos.
Guau.
ResponderEliminarQué delicioso ese paso de la comnciencia a la inconsciencia... Si puediéramos atraparlo no sería tan maravilloso.
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