“Amortajadme con el uniforme de la Flota Colonial y arrojad mi cuerpo al espacio. No quiero que lloréis mi muerte, sino que recordéis mi vida. Perseverad en el esfuerzo compartido y así nuestra especie prevalecerá; más allá de los individuos, más allá del olvido”. Fueron sus palabras antes del fatal desenlace. El comandante de la estrella de combate estalló el primero en lágrimas de rabia por la pérdida del mejor de sus pilotos. El dolor y la impotencia se extendió después hasta el último rincón de la nave.
(Un fundido en negro oscurece la escena. Le sigue un plano de conjunto bien iluminado.)
El tratamiento al que había sido sometido estaba dando resultado. La esposa y las hijas no pueden contener las lágrimas de alegría al percibir en las pupilas una movilidad olvidada. Mientras la mañana se instala en la sala, los párpados del enfermo se alzan lentamente, como si un telón se levantase para dar continuidad a la representación. La sorpresa y la incredulidad se alternan en el brillo de sus ojos.
Dos mundos conectados a través del telón de los párpados. Lo que en un lado son lágrimas por la pérdida, en el otro lo son por el reencuentro. Original y cinematográfico micro. Un abrazo.
ResponderEliminarCaramba, he visto una película en un par de minutos!!
ResponderEliminarMuy bueno, Caboclo
Un abrazo
La Flota Colonial debe de luchar por su guerrero, mientras el sueño de una familia lo aleja del horizonte Epsilón.
ResponderEliminarBlogsaludos