domingo, 13 de febrero de 2011

ELEMENTOS.

Parsifal Somorrostro llegaba a la edad creativa de todo joven y aún no comenzaba a escribir un solo renglón, lo cual a muchos les puede parecer lugar común.
Pero en su caso particular ocurre que Parsifal atravesaba su reencarnación número sesenta y éstaba conciente de que en las cincuenta y nueve anteriores había eludido cumplir su sueño de publicar una gran obra literaria, ni a pesar de llamarse igual que el mítico héroe de todas las virtudes, de contar con una tremenda experiencia de vida aúnada a la paciencia de un domador de pulgas cirqueras.
Para su fortuna en la época que actualmente le tocó vivir existia el Instituto de Biodiseño a donde un joven tenía el acceso a utilizar todos los avances de la ingeniería biológica y prácticamente recrear su propia persona con las mejoras que su mente pudiera decidir, y no quedar condenado a la mera herencia genética familiar. Y como dicen, se sirvió con la cuchara grande.
Se le recompuso su persona con el rostro del joven Erroll Flynn, el físico que tuvo en su apogeo Schwarzenegger, la voz de Elvis, la potencia sexual de Casanova,  la gracia de Cortázar, la imaginación de García Márquez,la valentía del torero José Tomás, el cerebro de Einstein,  la astucia de Maquiavelo y la salud de Jack La Lane.
Al quedar integrada ésta transformación salió sonriente a la calle ,y cantando a toda voz,  rebosante no solo de esperanzas sino de la seguridad de que entraría al mundo de las letras por la puerta grande.
Con lo que no contaba es el hecho de que las mujeres nunca le dejarían el tiempo para lograrlo.
Vaya lección. Le faltó la adversidad.

8 comentarios:

  1. Mala suerte para el muchacho. Lo bueno de la vida es que no somos puzzles intercambiables, es más una suma de perfecciones fragmentarias solo crea una monstruosidad única.

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  2. En fin...será en la próxima reencarnación :) Un relato interesante y muy agradable de leer. Me puedes dar el teléfono de Parsifal? :)

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  3. Todo sirve para hacerlo mejor la próxima vez, no?
    Ameno micro.
    Saludos!

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  4. JA!!... menudo desperdicio y menuda torpeza. Ay!, la avaricia, qué mala es...

    Buenísima la última frase, Carlos, aunque... discutible. ¿Hace falta sufrir para poder escribir?

    Besos sin respuesta.

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  5. Me sumo al pedido de Artistalight, el tel. de Parsifal. De todos modos para leer buenos micros ya tengo a los compañeros que escriben en El Microrrelatista.

    Un abrazo Carlos.

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  6. Me sumo a Kum*: la última frase es espléndida. Sin adversidad no nos queda más remedio que vivir y disfrutar de lo vivido. Claro que, como somos cuentistas, podemos invertarnos una buena adversidad y, encima, creérnosla, en la línea de Pessoa: "El poeta es un fingidor / que finge tan completamente / que llega a sentir un dolor, / dolor que de veras siente."

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  7. tulevaisuuden geeni manibuloitu amigo! Ah, sydän lyö. Hyvä , monta näkökulmaa, olen ihastunut..

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