lunes, 3 de enero de 2011

LA TÍA CANDI

Los domingos comemos en casa de la abuela Paca. Me gustan mucho sus macarrones y aunque pongo cuidado, siempre me mancho con el tomate. Tengo tres vestidos para ocasiones especiales. El azul con cintas de colores. El verde lleno de margaritas. Y el lila con tirantes, que es el que más me gusta. Me lo regaló la tía Candi y me lo puse muchas veces, pero desde que ella se fue, mi madre no me deja sacarlo del armario. La tía Candi era muy divertida y se reía mucho. Hasta el día en que todos estuvieron muy serios en la mesa y ella lloraba. No he vuelto a verla y nadie quiere decirme dónde está. A veces, mientras ponen sobre la mesa del comedor los platos con aceitunas, patatas fritas, berberechos y mejillones en escabeche, entro en la habitación de mi tía y voy a su tocador y me paso por la cara la borla de una polvera que se dejó. Luego abro el armario, saco el vestido rojo y me lo pongo encima del mío. También meto mis pies en los zapatos de tacón, aunque me vienen grandes. Después me coloco delante del espejo y juego a ser ella. Saco la punta de la lengua, mojo mis labios y digo: ¡qué bueno está el helado! y veo a mi padre mirarme con los ojos como candelas, igual que dice mamá que se me ponen a mí cuando tengo fiebre. Luego lo dejo todo en su lugar y vuelvo al comedor y escucho, mientras comemos, hablar a todos de cosas tontas; se animan y se ponen coloradotes. El otro domingo quise que me vieran y salí de tía Candi y mi abuela se echó a llorar y mi madre también y sólo mi padre me miró con su mirada de fiebre y no lloró. Hoy no he podido entrar en la habitación de mi tía porque la puerta estaba cerrada con llave. Ha sido la comida más triste de mi vida. Y no me han gustado los macarrones.

12 comentarios:

  1. Cuantas cosas revela una niña al contar sus asuntos de familia, lo que no entiendo es que le gusten los macarrones.

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  2. Me has dejado enternecida con tan precioso relato sobre esa linda niñita, sus recuerdos, sus pequeños pies en los tacones, su vestido lleno de margaritas, bello y triste, cómo explicarle a un niño que alguien querido ya no estará más en la cena de los domingos, conmovedor Lola.

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  3. que triste e inocente!! un relato bello que muestra la forma tan diferente en que los niños ven.

    Towanda, gracias por visitarme!!!! me alegra tenerte por mi blog :)
    espero este año venga rico en alegrías y logres todo lo que te has propuesto:)
    un beso enorme

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  4. Gracias, Carlos, Aristalight, Nenina, por ser tan generosos con vuestros comentarios.


    Abrazos al cubo.

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  5. Lola, cada vez que veo tu nombre en el Microrrelatista me preparo porque sé que leeré algo que me va a gustar. Si no te molesta daré una vuelta por tu blog y colocaré un enlace.

    Un abrazo.

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  6. Los niños escuchan todo y aprenden deprisa, no olvidan nada y son como esponjas. Siempre nos sorprende cuando lo descubrimos. Pero lo bueno, lo realmente bueno, es ver que alguien es capaz de ver por sus ojos y contarnos la realidad de esa forma tan suya.
    Muy bueno, Lola.

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  7. Nat, Luisa, Patricia (no sólo no me importa sino que estaré encantada de recibirte), muchas gracias por vuestra generosidad en los comentarios.

    Besos a repartir.

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  8. Me encanta, lo lea una o mil veces, me encanta ;)

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  9. Me gusta mucho Lola, he sentido la ausencia de la tía Candi como si fuera parte de la familia.

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  10. Encantada estoy yo contigo, Maite, siempre con la escritura amable en el dedo.

    Buena señal, Puri, sentir la ausencia de la tía Candi. De eso se trataba.

    Gracias a las dos y abrazos a repartir.

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  11. Qué inocentes pero qué sabios son los niños... Me ha encantado la forma de contar una pérdida.

    Un beso.

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