lunes, 31 de enero de 2011

COMUNICACIÓN

“¿Quieres que te cuente el cuento de pan y pimiento y de rábano asado?”, me preguntaba mi abuelo. “Sí”, le contestaba yo. “No te digo ni que sí ni que no. Lo que te digo es que si quieres que te cuente el cuento de pan y pimiento y de rábano asado”, insistía. Entonces contestaba no y él repetía lo mismo hasta que me cansaba y me iba. Aquello no tenía ningún sentido para mí pero siempre le seguía el juego un rato. Mi abuelo vivía solo, con mis padres, mi hermano y yo y era el único cuento que sabía.

13 comentarios:

  1. Tu micro me ha emocionado de un modo que me está costando definir. Quizá porque tambén tuve un abuelo (que sabía contar muy buenos cuentos) quizá porque ahora yo soy la abuela de la familia, quizá porque temo a la soledad, o quizá lo que más miedo me inspire sea quedarme sin historias.
    Toda esta reflexión me han inspirado tus palabras, quizá simplemente, porque están muy bien escritas.

    Un abrazo.

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  2. A mi me contaban algo parecido, pero en vez de 'pan y pimiento' era el cuento de la buena pipa. Las responsables eran mis hermanas mayores, a quien Dios confunda, que disfrutaban con mi enfado y frustración por no ser capaz de llegar al 'desenlace'. Creo que fue entonces cuando comencé a amar las historia con final abierto y las cíclicas. A diferencia del abuelo de tu relato, las arpías de mis hermanas lo hacían por simple y pura maldad. En aquellos días no se había creado todavía la Oficina de Defensor del Menor, de otra forma otro gallo les hubiera o hubiese cantado.
    Saludos, Lola.

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  3. Ay, Lola, qué recuerdos... el mío decía "el cuento de María Sarmiento que nunca se acabá y ya se acabó" y lo cierto es que mis abuelos sabían otras historias, pero éstas se recuerdan por la rima tonta y lo que encierran de tonadilla pasatiempos, sin afán de comunicación, como insinúas, sino de entretenimiento acompañado.
    Qué bonito. Ese abuelo no vivía solo, apenas un poco.
    Besos

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  4. Ainssss qué recuerdos!!!! El mismo cuento sin final y cuando ya era el momento de dormir uno que sí se acababa: un ratón se subió a un árbol y este cuento no es más largo. Gracias por estos recuerdos
    Besos.

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  5. Sí, es cierto lo hacía mi abuela. Empezaba con la cantinela y no había modo de salir del cuento eterno. ¿Cuánto tiempo busqué la solución o el final? Ni me acuerdo, pero sí que recuerdo que ella se burlaba de mí, de a poco, para no hacer daño, pero creo que disfrutaba haciendolo.

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  6. Para mí esta es la clave del microrrelato, sobre esta sencilla frase recae el peso y se dice todo:
    Mi abuelo vivía solo, con mis padres, mi hermano y yo y era el único cuento que sabía

    Ese "mi abuelo vivía solo con..." es el que me hace el nudo.

    Un abrazo Lo

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  7. Pues eso, Lola, lo que dice Rosana.
    Besos.

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  8. Mi madre me contaba "el cuento de nunca acabar" y yo me desesperaba con aquel cuento que nunca terminaba... Me da pena este abuelo que solo se sabía un cuento y que vivía solo, aunque tenía una familia alrededor. Menos mal que la protagonista le hacia caso un ratito..

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  9. Patricia, me emociona que te hayas emocionado.

    Ya ves, Caboclo, un mismo cuento o parecido, puede servir para muchas cosas.

    Rocío, el de María Sarmiento me lo sabía de otra manera. Es lo que tiene el cuento oral que engorda con el boca a boca.

    Lo mismo te digo Puck, cuántas variantes de cuentos sin final.

    La evocación, Luisa, es el efecto que conllevan los cuentos infantiles.

    Rosana, das en el clavo, ahí está la clave del microrrelato.

    David, digo lo mismo que a Rosana.

    Igual visisión, Pura, y muy acertada.

    Besos a repartir.

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  10. Como Caboclo yo soy del cuento de la buena pipa. Me encantan esos bucles que tanto nos enseñan.

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  11. Me he emocionado, Lola. Y también tuve un abuelo que me contaba un cuento muy parecido y a mí me desesperaba no saber nunca el final. Sniff. ¡Qué recuerdos! Echo de menos a mi abuelo y a mi niñez...

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  12. Precioso Lola, nos has dejado una nostalgia en el corazón.

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  13. Excelente muestra de ternura y cruda realidad que desde luego, te toca la fibra sensible. Ciertamente da que pensar. Un saludo.

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