Aquella pieza interpretada por sus prodigiosas manos, sonaba celestial.
Pero, ¿qué hacía tan especial a esta concertista?...
La sensibilidad con que vivía la música; la porción de alma depositada en cada nota y que, éste, sería su último concierto.
Concluyó. Inmóvil, con los ojos abiertos mirando a su compañero de viaje, el piano. Le cayeron lágrimas. Inspiró con fuerza y se puso, en pie, frente a su público… En ese instante, explotó la emoción acumulada en forma de aplausos y gritos de ¡bravo! Quince minutos, veinte, de ovaciones, que la artista agradecía acariciando con las manos su corazón para, después, lanzarlo a toda la sala.
Pidió silencio para dirigirse al Auditorio, pero le resultó imposible enmudecer a tantos fieles. Con sus manos hacía lo mismo; intentaba silenciarlo…
“Hoy es mi último concierto. No tenéis idea del dolor de dejar lo que ha sido mi vida desde que alcanzo a recordar…
Soy sorda desde los once años... He tocado el piano porque recuerdo todos y cada uno de los sonidos que emite. Cuando supe que perdería el oído, lo estudié y memoricé todo…
Que ¿cómo fui capaz de interpretar música, e incluso componer, durante años?… la respuesta es bien sencilla: “porque no hubo nadie que me dijera que no podría hacerlo…” Mis padres se limitaron a “dejarme hacer”.
Hace años, la nostalgia por querer oír de nuevo música, me hizo visitar médicos y hospitales. Me implantaron un chip en el cerebro. Funcionó. Estoy feliz porque he vuelto a oír la voz de mis padres. He escuchado por vez primera la de mi marido y mis hijos… Pero mi oído no aguanta los sonidos que emite mi piano. Noto dolor, un dolor inmenso cuando toco… “Me duele mi piano”. Parece una ironía del destino”.
Quiero aprovechar para desear a todos los lectores de "El Microrrelatista" unas Felices Fiestas y que, el año próximo, podamos seguir compartiendo nuestras diferentes formas de "contar las cosas".
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Esta forma tuya de contar las cosas, además de diferente es preciosa, Feliz Navidad :)
ResponderEliminarPrecioso *.*
ResponderEliminarQue irónica puede ser la realidad.
ResponderEliminarPreciosa narración.
Astistaligth, Amalia y Carlos, muchísimas gracias a los tres. La realidad plantando cara a nuestros deseos.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por vuestras palabras.
Buen relato. Sorprendente, original.
ResponderEliminarEl Mirlo, gracias.
ResponderEliminarUn abrazo en este día de Fin de Año.
ihana, koskettava tarina.
ResponderEliminarAikatherine:
ResponderEliminarPaljon kiitoksia sanoistanne. Olet hyvin kiltti ja aikamoinen yllätys minulle on ystävä niin paljon päähän. Halaus.