Lanzo la vista hacia el infinito. Vacío. Un enorme abismo del que no puedo vislumbrar el final. No sé qué vendrá después. No sé si estarás conmigo. Nada sé ahora. No sé siquiera si, apurada, seguirás caminando por aquel camino irregular que decidiste tomar; si mi nombre susurrará en tu pequeña cabeza. Incertidumbre, duda. Es horrible, lo sé. Certezas, pocas. Claras solo una; cada día, al levantarme, sonreiré pensando que en algún lugar del mundo, antes de cerrar los ojos cada noche, dedicarás unos segundos de tu ajetreada vida en un intento de rememorar las palabras que nos regalamos aquel día pero que solo el viento puede recordar.
Si algún día el viento pudiera contar todo lo que sabe...
ResponderEliminarMuy bonito Javier.
Qué preciosidad de relato, Javier.
ResponderEliminarUn 10!
Siempre en algún lugar del mundo hay alguien que ha compartido cosas con nosotros, tales como el primer amor, la primera travesura y tantas cosas vividas, siempre hay alguien a quien el viento le susurra recuerdos... Feliz Navidad y un abrazo :)
ResponderEliminar