sábado, 18 de diciembre de 2010

El rey del mundo

La Madre, mujer sabia donde las haya, a falta de cariño y de bienes materiales, me dejó como legado un consejo: "Con los brazos abiertos, en cruz, y con los dedos bien separados, así es como tienes que ir por la vida" Tremendo consejo Madre, pensé, si es que un niño de tres años puede pensar algo para dentro. Con el tiempo fui haciendo gestiones con este legado y me di cuenta de su gran valor. Empecé a extender mis brazos y mis manos, dejando que el viento corra entre mis dedos y cree corrientes nuevas. Que el agua empape mis manos y me haga cosquillas. Que se ensucien mis dedos con las paredes, tanto como las limpio al, apenas, rozarlas. Los brazos abiertos, que es como abrazan y sienten cariños. Para asir y sujetar y apoyarse a los seres queridos. Para sentir el calor que desprende la tierra en verano. Para dejar que se enreden en ti las sensaciones y los problemas terminen fluyendo.
Y para sentir, como ahora siento en la proa de este enorme barco, este viento tan gélido.



bicefalepena

7 comentarios:

  1. Muy buen consejo te dió tu madre. Pocas lo canalizan de la manera en que tú lo haces.

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  2. La vida, de momento, parece que es sólo una. Por eso hay que vivirla a tope, sin miedo, con los brazos abiertos dispuestos a vivirlo todo todo el tiempo.
    Si después hay más vidas.....pues ...las viviremos de la misma manera.

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  3. No me canso de releer este micro. Sabia Madre, y sabio el hijo que supo interpretar tan felizmente el consejo.

    Un beso

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  4. P.D. Por mucho que nos aferren a otro ser, por fuerte que sean los vientos.

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  5. El consejo que le fue legado le sirvió de vitamina para el alma...
    ¡Enhorabuena! porque esos consejos de nuestras madres que, en ocasiones no hacemos caso, lo son.

    Un abrazo.

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  6. Un relato precioso, seguiré tu consejo, iré con los brazos abiertos para abrazar al mundo.

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