Supo que algo no iba bien cuando vio que mientras que sus amigos se gastaban el dinero en juergas él lo hacía con ella; mientras los demás soñaban con coches potentes y las mujeres más hermosas del momento él lo hacía con limones y fresas. Su mujer comprendió que necesitaba tratamiento cuando él grabó aquel soniquete en un CD porque lo necesitaba para conciliar el sueño. El afirmaba no ser un enfermo porque no le dolía nada, y que aquello no lo hacía por dinero, sino por orgullo. No era posible que una máquina fuera más lista que él.
Miguel
Miguel
Después de bastante tiempo sin colgar ninguna historia por aquí, hoy vyelvo a dejaros otra historia escrita En 99 palabras.
ResponderEliminarEspero que os guste
Saludos
Hermoso relato de la enorme conexión que se produce entre el jugador y la maquinita, de la ilusión y la agonía que produce el juego, excelente :)
ResponderEliminarExcelente relato.
ResponderEliminarTodo tiene su proceso, de momento la negación...
Un abrazo
Es que por orgullo...
ResponderEliminarBuen micro, Miguel.
Un saludo.
David.
Artistaligut conozco algún caso de gente que está complemtanete enganchado y realmente hay una unión casi indestructible entre ellos.
ResponderEliminarBicefalepena para poder salir de ese pozo hay que tener ayuda, muhca fuerza de voluntad, y sobre todo querer salir.
David Figueroa muchas veces el orgullo es el que fastidia todo. En ocasiones deberíamos tragárnoslo.
Saludos a los tres y mil gracias por vuestras opiniones.
El jugador sin saberlo es un drogadicto. Su adicción al juego no la produce tanto su desenfreno por ganar como la agonía que siente al perder, la cual produce ése opiáceo que segrega su cerebro,las endorfinas, y la otra droga que sueltan los riñones, la adrenalina; y así llega a crearse su adicción volviendo a buscar sentirse igual, y no porque razone que va a ganar.
ResponderEliminarMiguel ya lo había leído y está genialmente descrito el sentir de un jugador.
ResponderEliminarUn biquiño
Carlos de la Parra perfecta descripción. Saludos
ResponderEliminarCarmela se agradecen tus palabras. Otro biquiño viaja para ti.