El profesor dió el discurso de bienvenida a los asistentes a la cátedra de asesinatos y les explicó que en ésa augusta institución no se toleraba que las enseñanzas ahí recibidas fuésen utilizadas para la comisión de delitos, ya que los propios investigadores residentes eran quienes analizaban si algún eliminado tenía el sello de la casa. Y no querían problemas legales.
Éstos cursos tenían mucha afluencia por parte de escritores de suspenso, dibujantes,directores de cine y otros que deseaban imprimir realismo a sus obras.
Aunque la universidad sí reclutaba a los estudiantes avanzados quienes desearan colocación como agentes con licencia para matar y cuyos promedios fuesen de cien por ciento. El prestigio de la escuela no podía decaer ante los clientes de gobiernos y potencias.
No faltaba el idiota que por eficientar su matanza de pollos envenenó a sus clientes. La institución no aceptó responsabilidad arguyendo que es como si a una escuela de manejo la culpan de los que sean atropellados por sus ex alumnos. Sin embargo como el caso se estaba complicando uno de los profesores se encargó de que el pollero falleciera en un accidente.
Caray, no dudo que ya estos cursos se den. Lo que me confundió un poquito, carlos, es cuando mencionas que para optimizar la matanza de pollos, el pollero envenenó a sus clientes...¿Es que quería multiplicar la carne y le echó un químico? Un abrazo
ResponderEliminarEs que pensó que envenenándolos todos de un plumazo ahorraba tiempo y materiales; lo que no consideró fué la consecuencia a sus clientes. Lleva cierta moraleja de que hay quien es menos dañino si permanece en su ignorancia.
ResponderEliminarPues sigo perdida..a ver si mañana me encuentro.
ResponderEliminarBicos mestre.