Solo faltaba la tía Gertrudis para tener a todos sus parientes reunidos en la cena.
Cuando tocaron a la puerta salió jubiloso a recibirla.
Ahora el taxidermeista procedería a disecar el cadaver y sentarla a la mesa al igual que lo hizo con los demás miembros de la familia.
¡Vaya reunión!
ResponderEliminarQue bueno que no somos de la familia. Por ahí se cruzaron los cables en taxidermista.
Saludos.
Todos juntos...al fin :)
ResponderEliminarDe una forma macabra pero juntos para siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya se sabe con la tía Gertrudis: siempre llega tarde.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muy bueno Carlos! Nada como una comida en familia.
ResponderEliminarSaludos!
Me gustó mucho Carlos. El golpe que nos asestas al final es, preciso y mortal. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias a todos por los comentarios en éste relato no puedo más que evocar al buen Norman Bates, el personaje de la película "Psicosis",quien no solamente había disecado a su mamá sino le hacía doblaje de voz al multiplicarse en ella. Afortunadamente no me ha tocado conocer personalmente a quien diseque a su parentela.
ResponderEliminarUna buena forma de asegurarse la compañía.
ResponderEliminarQuien le disecará a el?
Un bico mestre.
El taxidermista tenía a su propia familia, y ahora junto a él hasta que alguien le diseque a él (esperemos)
ResponderEliminarMuy bueno Carlos!