Las persianas bajaban a las nueve de la noche, ocultando el interior de las curiosas miradas callejeras. Entonces, cuando se quedaba sola en la tienda tras una interminable jornada laboral, se desvestía -falda, blusa, zapatos y bolso prestados- y se enfundaba en el uniforme de supervisora, paseándose por los vestidores, revisando planillas, controlando escaparates aquí y allá, soñando con una vida real, en libertad. Al amanecer, radiante de alegría, volvía a vestirse con la ropa que se había sacado y se ubicaba en la vidriera, adoptando la rígida postura forzada de cada día, esperando que las persianas volvieran a subir.
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Claudia Sánchez
Me recuerda a la película "Maniqui", fascinante y misteriosos estos muñecos. Me ha gustado mucho este micro. Listo para llevar! Un cordial abrazo
ResponderEliminarTe copio: 'soñando con una vida real, en libertad'
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, si no se vive en libertad no se vive realmente.
Saludos
Miedo me dan se siempre los maniquíes, y no me preguntes porqué... quizás esa mirada ausente, fría, vacía...
ResponderEliminarUn biquiño y buen post.
Muy bueno Claudia, atravesando los límites y dando vida a los seres inanimados. Un abrazo.
ResponderEliminarEs que hay muchas formas de vivir :) Muy buen escrito Claudia
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