Salió de la balsa en que había huído hacia la libertad. Cruzó la playa caminando y sonrió con admiración a cuantos le rodeaban. Como en una epifanía, al verlos a todos se le reveló que cada uno había sobrevivido la época en que tocaban todo el tiempo a Barry Manilow, al igual que él había logrado soportar que lo forzasen a escucharlo día y noche en aquel campamento de tortura de donde huyó aventurándose en la noche tormentosa.
...y me imagino que cantaba: Her name is Lola, Lola Flamenco...copacabana...;)
ResponderEliminarLas torturas llegan a ser muy sutiles, creo que aunque te pongan tu canción favorita, oírla una y otra vez sin parar tiene que ser horrible.
ResponderEliminarUna gota de agua constante puede ser una verdadera tortura ¡y más sí está demasiado azucarada! :]
ResponderEliminar¡mUCHos salUCHos de UCH AZÚCAR! :]