Escrutaba por encima, con ojos ávidos aquella extensa obra de pocas páginas.
Me sentí volando por el suelo, soñando realidades, mientras voces cercanas callaban en la lejanía.
Un gentío me rodeaba, mientras en mi soledad, una sonrisa lloraba en mi rostro, haciéndome vibrar, en la más profunda parálisis.
Carmela
Un texto repleto de antítesis que lo enriquecen. Un abrazo.
ResponderEliminarPoética visión que muy merecidamente envías a nuestro maestro Cortázar, el más grande de los auténticos.
ResponderEliminarBiquiños.
La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.
ResponderEliminarAndré Maurois
Graias Maite, pero creo que falla algo, para no variar :).
ResponderEliminarCarlos, maestro de los maestros. Cuando más leo, más me convenzo.
Gracias meniño.
Matías, leo y paro. Necesito parar para poder absorberlo todo bien.
Os agradezco vuestro comentarios, pero aún más vuestras críticas.
Me considero en este blog entre maestros y acepté entrar para aprender de vosotros.
Un biquiño muy grande a todos y gracias por vuestras palabras.