miércoles, 11 de agosto de 2010

La crisis del ogro.

Juan estaba muy emocionado trepando por la mata de habichuelas gigante. Ya le hacían los ojos chiribitas pensando en la gallina de los huevos de oro. Cual fue su sorpresa al ver que el gran ogro no poseía tal animal. Todo lo contrario. Era pobre como las ratas y sólo comía enormes platos de alubias. Al desilusionado niño no le dio tiempo a escapar. Una descomunal flatulencia le hizo caer fulminado.

4 comentarios:

  1. De intensa moraleja éste relato basado en los clásicos infantiles.
    De niño se mete uno en muchos líos por crédulo y curioso.
    Es a la vez relato de horror,pues un pedo de ogro no ha de ser cualquier cosa.

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  2. Jajajaja, muy bueno Torcuato, me has hecho reir y el nexo de unión de los cuentos infantiles ha quedado muy logrado. Un abrazo

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  3. Ja-ja-ja esa debió de ser la versión verdadera, y yo que me crei la otra...un microabrazo GRANDE.

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  4. Quizás al final todo sea cuestión de miradas. Con facilidad un enorme pedo se puede convertir en la ira de un Polifemo ante el atrevimiento de un niño pigmeo.

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