RO/BESPIERRE
Sobre los valientes adoquines de la Place de la Révolution, orlados de sangre tibia, rueda un carruaje silencioso y a la vez chillón. Lo conduce un hombre ancho y taciturno tras el cual se discute a sovoz.
ÉL: Ya ves a lo que conduce la estúpida idea de la libertad.
ELLA: ¿Qué sabrás tu de eso? ¡Cállate!
ÉL: Ya me callé durante demasiado tiempo. Ahora es momento de que tú me escuches.
ELLA (con ojos inexpresivos): Ya no es momento de nada.
ÉL: Con esto no termina la existencia, querida.
ELLA: ¡Ja!
Y entre tales razones llega el carruaje al cementerio de Errancis y se detiene sobre un largo quejido. Entonces, dos peones, uno por cada lado, comienzan a descargar los despojos. Y…
ELLA: ¡Eh! ¡No pueden enterrarnos en fosas separadas! ¡Es injusto!
ÉL: ¡Hasta nunca, Ro!
Extraño diálogo en rigor mortis.
ResponderEliminarSi...extraño y maravilloso, inesperado y no sé, me pareció sentir un poco de alegría en Bespierre? Hombres!!!
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