Entonces es martes, seguro, por lógica. Suena el despertador a las siete y trece. Lo lanzó y resquebraja el espejo del fondo. Piso el suelo frío con el pie izquierdo. Las tostadas están ricas aunque se cae el salero. Afuera diluvia y el paraguas está en lo alto del guardarropa ya que en Murcia casi no llueve. Paso por debajo del perigallo y subo para ver la sombrilla abierta. Me cruzo con mi vecino pelirrojo que me enseña el gatico negro que le han regalado. Efectivamente, hoy es martes. ¿Y qué? Dentro de una hora me caso y me voy de crucero.
Sin duda era martes, me gustó. Abrazo
ResponderEliminarHay que sacudirse tanta sal,palmeando las manos y gritando:
ResponderEliminarLeche,leche,leche.
No soy supersticioso pero sí paranoide,no fuera a ser.
A mi me dan suerte ,así que enhorabuena al que se case.
ResponderEliminarEstupendo microrrelato.
PD: Por cierto que me llame a mi para cantar que tengo joroba...
Pobre hombre, no le faltaba detalle.
ResponderEliminarBlosaludos