Ahora mismo, tan tempranito, cogería mi trineo y me iría a Groenlandia contigo.
Construiríamos un bonito iglu de blanca nieve, de frío hielo, que sólo duraría un momento.
Nuestro amor abriría un enorme ventanal sobre él, tras pasiones incontroladas que nos dejaría ver el cielo.
Eso si, frío no pasaríamos.
Cuando hay amor, lo demás es secundario. Un abrazo, Carmela.
ResponderEliminarExquisito poema,que agradables sentimientos.
ResponderEliminar