Ayer anduve largo rato por mi ciudad. La niebla desdibujaba la realidad como un filtro a la luz de las farolas. Veía entre la bruma los faros de los coches, y las caras de las gentes tras sus bufandas escondían ojos silentes. Las palabras salían de sus bocas envueltas en un río de aire frío y blanco, y luego desaparecían en la atmósfera.
Me pregunté, si estos días las nubes se forman con esas palabras. Y si algún día llovería todo el silencio que me habías regalado.
Volvía a pensar en tí, pero al decir tu nombre, de mi boca no salió vapor para ser nube. Me aferré aún más a mis palabras, y seguí mi camino a casa, sabiendo que nunca encontraría tu nombre en un charco, ni en el reflejo de un cristal mojado.
Has inagurado tu participación con un bonito micro.
ResponderEliminarGracias Anónima.
Fino relato.Alcanzando un nivel poético diría.
ResponderEliminarGracias por vuestra opinión, este micro es especial para mi, y el hecho de que tenga cierto eco, me llena de satisfacción.Hay inviernos especiales o palabras especiales.
ResponderEliminarUn saludo