AÑO 3000.
Subió a la nave espacial que iba acondicionada para dar la vuelta a los límites del universo conocido,y desde ésas lejanías tenía la misión de enviar imágenes a la tierra para estudiar los confines más desconocidos.
Un viaje inspirado en aquella frase de :"Para ver más lejos,me paré en los hombros de gigantes."
Se calzó el traje plateado lleno de mangueras y se ajustó el casco.
Tomó la posición de acostado en el asiento de piloto y se fajó los cinturones.Miró hacia la gran pantalla por donde estaría observando cada detalle de la travesía. Con mano firme deslizó hacia atrás dos manillares de mando que leían "THRUST",y "GO".
Descendía de hombres que en siglos pasados habían partido con Colón a descubrir América.Y mírenme ahora ,pensó,no cabe duda que el destino se lleva en los genes.
Había sólo un problema.Que él no era astronauta,sino el barrendero de la nave.Pero ya era demasiado tarde para ésas consideraciones.Había despegado.
Muy divertido, Carlos. Un sueño colectivo hecho realidad.
ResponderEliminarUn abrazo,
PABLO GONZ
Que bueno que te agradó Pablo,estamos listos para el vendabal de cuentos del domingo,como dices ojalá no haya problema para que te lleguen los mails.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho carlos. Escribes con mucha imaginación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo. La verdad es que no soy muy entendido en esto de los blogs pero intentaré arreglar lo que vea raro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Torcuato,ojalá y la imaginación dé para poder compartir relatos que contengan más duende,pues entrar a la búsqueda del micro es un poco como el trabajo de los gambusinos,en que se saca mucha arena y a veces aparece alguna pepita de oro,pero esperemos que con la persistencia llegue uno a reunir un conjunto digno de publicarse en compendio.
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