jueves, 16 de abril de 2015

Centrifugado.


A cada vuelta del tambor de la lavadora deshojaba un pétalo de la rosa que Mari Pili rechazó. Raro modo de lavar las sabanas donde ella dormía. Al acabarse la flor, como aún seguía el lavado, de puro estrés se quitó un pelo por vuelta hasta quedarse calvo. Después se arrancó las uñas. Seguidamente los dientes, pero como el bombo giraba todavía, se echó a llorar. Una gota por giro y un chorro cada centrifugado. 


                                       El hombre murió de deshidratación. La lavadora aún funciona.



Moraleja: A mas vueltas de cabeza, más larga es la limpieza.




9 comentarios:

  1. Impresionante este micro, ya no quiero lavar en la lavadora!!!!

    ResponderEliminar
  2. Zuni. Es mejor no comerse mucho la cabeza.

    ResponderEliminar
  3. C'est pour laver la panthère rose ?

    ResponderEliminar
  4. Y sí, tras (dos) años, seguir pensando, recordando, preguntándonos (what if...)... es matarse de a pocos; al final ya no tenemos nada más que arrancarnos :/

    Muy bueno, como siempre.
    Buen finde, Manuel :)

    ResponderEliminar
  5. Gracias Manouche y Nicky. Buenas noches

    ResponderEliminar
  6. Me encanta tu blog. Me lo apunto. Gracias por escribir.

    Por cierto; a partir de ahora, haré lavados cortos.

    ResponderEliminar

Pon un comentario. Nos gusta que nos leas pero también nos gusta saber que nos has leído.