A cada vuelta del tambor de la lavadora deshojaba un pétalo de la rosa que Mari Pili rechazó. Raro modo de lavar las sabanas donde ella dormía. Al acabarse la flor, como aún seguía el lavado, de puro estrés se quitó un pelo por vuelta hasta quedarse calvo. Después se arrancó las uñas. Seguidamente los dientes, pero como el bombo giraba todavía, se echó a llorar. Una gota por giro y un chorro cada centrifugado.
El hombre murió de deshidratación. La lavadora aún funciona.
Moraleja: A mas vueltas de cabeza, más larga es la limpieza.
Impresionante este micro, ya no quiero lavar en la lavadora!!!!
ResponderEliminarZuni. Es mejor no comerse mucho la cabeza.
ResponderEliminarC'est pour laver la panthère rose ?
ResponderEliminarY sí, tras (dos) años, seguir pensando, recordando, preguntándonos (what if...)... es matarse de a pocos; al final ya no tenemos nada más que arrancarnos :/
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre.
Buen finde, Manuel :)
Gracias Manouche y Nicky. Buenas noches
ResponderEliminarjajaja muy bueno!
ResponderEliminarsaludos
=)))
Me encanta tu blog. Me lo apunto. Gracias por escribir.
ResponderEliminarPor cierto; a partir de ahora, haré lavados cortos.
Poco a poco. Vuelta a vuelta.
ResponderEliminarPoco a poco. Vuelta a vuelta.
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