jueves, 23 de abril de 2015

El Hurgador [Arte en la Red]: Bruno Walpoth [Escultura]

El Hurgador [Arte en la Red]: Bruno Walpoth [Escultura]: La serena belleza de las obras de Bruno Walpoth casi hace que no sean percibidas como esculturas hasta que uno las mira con cierta atenci...

sábado, 18 de abril de 2015

Peregrino



Pasaba de paso casi todos los días, por ese lugar distinto, único, donde los aromas embriagaban y los sutiles sonidos adormecían. Nunca se había detenido a contemplar la belleza de las pinturas colgadas al descuido en la pared ni los colores de los tapetes púrpuras y malvas, ni menos los tapices reproduciendo sagradas figuras. Nunca había imaginado la presencia celestial del Maestro que todo justificaba. Ese día se detuvo en el doyo y escuchó su palabra. Entró en el salón y se sentó sobre la alfombra tupida. Aprendió a escuchar y a observar el Mundo. Se enamoró de la vida.

jueves, 16 de abril de 2015

Centrifugado.


A cada vuelta del tambor de la lavadora deshojaba un pétalo de la rosa que Mari Pili rechazó. Raro modo de lavar las sabanas donde ella dormía. Al acabarse la flor, como aún seguía el lavado, de puro estrés se quitó un pelo por vuelta hasta quedarse calvo. Después se arrancó las uñas. Seguidamente los dientes, pero como el bombo giraba todavía, se echó a llorar. Una gota por giro y un chorro cada centrifugado. 


                                       El hombre murió de deshidratación. La lavadora aún funciona.



Moraleja: A mas vueltas de cabeza, más larga es la limpieza.




jueves, 2 de abril de 2015

Pintor de lo invisible.

La pequeña libreta que llevaba en el bolsillo de su pantalón estaba llena de dibujos. Juan pintaba cosas invisibles; la sensación que deja un beso, un perfume, el silencio tras una bofetada y la forma oculta de las ventosidades.
-¡Increíble! - Decía la gente al ver las ilustraciones - Armonía tras beso, olor a lavanda, tsunami post-tortazo y pedo vomitivo. 

Nadie erraba los títulos, haciendo coherente lo invisible. No es que Juanito fuera buen pintor. Ayudaba a sus aciertos, que a escondidas, le echaba LSD al té de las visitas. Tres gotitas justo veinte minutos antes de enseñar su libreta.