jueves, 15 de enero de 2015

UN SIMIO PENSANTE EN LA ANTINATURALEZA.

Ignoramos hoy por hoy si entre millones de monos que han tenido que huir de selvas alguno ha tenido cierta mutación en la mente que le otorgue la capacidad pensante del humano.
Pero el hombre que limpia ventanas en el piso 83 del edificio tiene la certeza de que hay un ejemplar así en el vecindario. Lo ha visto saliendo de varios apartamentos con comida robada. Incluso alguna vez le ha compartido a ingerir un pollo con champagne. El simio es hábil y elige diferentes apartamentos para que no resulte en exceso notoria la desaparición de la comida. Al hombre le simpatiza la amistad del animalito y no lo denuncia aún en riesgo de lo culpen a él. Si lo despidieran tendrían sus empleadores que conseguir un latino valiente como él y la mayoría de éstos ya tienen empleo.
Transcurren días de Brooklyn. Días que son más largos que en el resto del planeta. El hombre advierte que su amigo el simio está triste. Lo lleva al zoológico y lo cuela para llevarlo a la jaula donde viven sus iguales pues supone que el compañero padece soledad. Pero el primate reacciona con deseperación al ver presos a su especie. Implementan la fuga. Regresan a la selva. Casi todos viven felices pero algunos changos extrañan Brooklyn.

viernes, 9 de enero de 2015

FÓRMULA SEXO MUSICAL.

El profesor y científico Kajastiano Ladura desarrolló una secuencia de pasos de baile que al ser ejecutados por las personas, éstas se sobrecargaban de hormonas y energía sexual a tal grado que abandonaban todo recato y caían al piso a desatar sus pasiones amorosas al ritmo de la música.
Finalmente la secretaría del ocio del gobierno en turno canceló éstos eventos a pesar de su creciente popularidad y condenaron al profesor a prisión quien sigue apelando sus derechos a la libertad de expresión y a experimentos de sexología .
Todo tuvo mucho que ver porque alguien subió un video en you tube donde una joven Agripina aficionada a los bailes de salón, denunció el hecho de que mientras ella tomaba parte en un baile de éstos aún sin haber concluído la pieza, su pareja, un tal Flaco Delgado, de quien ella dijo berreando en lágrimas que éste le agarró el moyocoyo. Nunca quedó bien en claro a que le llamaba el moyocoyo, pero las lenguas chismosas multiplican las versiones sin límite alguno.