La verdad, mi intención era vengarme quitándote la vida.
Pero después de volverte a probar me encapriché y quise alargar tu agonía.
Sé que sospechabas algo, sabías que nadie te podría amar como yo, sabías que aquel pelele con el que saciabas tus ansias no podía hacerte sentir lo que sentías conmigo, pero lo estaba haciendo y eso te estaba volviendo loca.
Fuera de la cama no lo soportas, quién podría hacerlo. Sé qué estabas desesperada porque no podías vivir con él, pero tampoco podías dejar de desearlo y eso me divertía porque a quien realmente deseabas era a mí, deseabas a quien en un estúpido arranque de celos infundados pegaste un tiro y abandonaste en un basurero. Era yo quien te poseía y para ello tenía que usar el cuerpo del imbécil a quien creías desear.
Te repito, mi intención era matarte, tuve muchas veces la oportunidad perfecta, solo tenía que apretar un poco más y habrías sucumbido extasiada en los brazos de tu patético amante, pero en cambio decidí dejarte vivir cuando supe que te había inseminado, decidí dejarte vivir una vida desgraciada, unida para siempre al hombrecillo que no soportabas. Vivirás atada a él porque, aunque era yo quien te follaba, suya fue la simiente que te preñó.
3 comentarios:
Una novela hecha micro. Muy bien hecha.
Extraordinario David!!!
Un abrazo
Una muy buena venganza... Excenlente micro :)
Buena deshacencia.
La mejor muerte se dá haciendo lejos a las personas nefastas.
Así quedas libre de culpas y éstas se enfrentan a su propia realidad.
Publicar un comentario