Al posar esos enormes pies en el suelo Miguel Ratón notó que se había convertido en un dibujo, y además animado. Aunque nadie pareció darse cuenta. Lo único raro eran esas risas que le hacían sombra. No tenía muy claro aún si por sus enormes orejas o por su raro acento.
Los niños pueden llegar a ser muy crueles, solamente es cuestión de tiempo.
bicefalepena
Me has dado miedo Bicefalepena, tengo orejas grandes y la verdad es que no siempre estoy demasiado segura del suelo que piso.
ResponderEliminarY si los hay crueles de niños imaginate cuando crecen...
Buen micro, como ya me tenés acostumbrada.
Un beso grande grandísimo.
esto esta muy buena
ResponderEliminarme gusto tu blog
Me ha gustado mucho, Bicefa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que sufrimos los orejones nadie lo sabe :) Te comprendo Miguel, deberíamos hacer una asociación :)
ResponderEliminarComo siempre...me encanta lo que escribes.
Estupendo, bice. Un abrazo
ResponderEliminarLa observación de los niños crueles, un tanto desvía la realidad en cuanto
ResponderEliminara que más bien son seres sin desarrollo de conciencia al modelo al que fuimos sometidos, quizás finalmente el gran egoísta tenga la razón y se la suprimimos de oficio, y quizás exactamente lo contrario.
La vida es tan corta que solo unos cuantos privilegiados llegan a comprenderla.
Me gusta, Bice. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta tu originalidad. Genial.
ResponderEliminarBicos.