Su madre metió mitad de su voluminoso cuerpo fuera del closet para al rato sacarlo con las manos vacías y enfadada, dijo: - No está, ha desaparecido.
No sé cómo lo hizo, pero esa noche, no hubo más sonidos provenientes del otro lado del armario. Mamá Monstrua se aseguró que el niño molestoso se fuera para siempre.
Bien dada la vuelta a este relato Héctor, tal vez debieran tenernos más miedo a nosotros, que nosotros a los monstruos. Un abrazo.
ResponderEliminarLo que no consigamos las mamás!!
ResponderEliminarUn saludo
Y ahora no tendrán a quién asustar...
ResponderEliminarBuena vuelta de micro!
Saludos!
mamá monstruo???? jajaja tienes toda la razón somos nosotros los que a veces damos miedo!!!
ResponderEliminarBuen anhelo. Generalmente tiene uno que mudarse para zafar presencias molestas.
ResponderEliminarGracias muchachos por comentar. Abrazos:)
ResponderEliminar:) Mamá Monstrua... no sé porqué me suena :S Ya puse mi 10 en las puntuaciones, y porque no había más :)
ResponderEliminarSeguro que tuvo que hablar con la madre del niño....
ResponderEliminarUn abrazo