En una segunda oportunidad el creador arrojó a Adán y a Eva a un planeta terciario con un solo sol y una sola luna. Al salir de la cápsula, Eva, hambrienta, lo primero que vio fue una uva y sin pensarlo dos veces la desgarró. Bajo sus pies se produjo un jugo morado y la magia del amor prohibido los rondaba. Adán bebió del vino, lo saboreó en repetidos sorbos y lo compartió con ella. Dulcemente se adormecieron apaciguados.
No han despertado. Nosotros somos sus sueños y pesadillas. Cuando despierten… ¿será nuestro fin o nuestra redención?
Soñé leer tu microrrelato.
ResponderEliminarMe gustó.
Espero despertar y, soñando despierto, despertar la respuesta a la disyuntiva de nuestro destino. :]
Aquí, esperando el despertar del juicio final.
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
¡Excelente Héctor! La matrix ancestral funcionando a pleno! Por lo pronto... ssshhh!!! déjalos dormir.
ResponderEliminarSaludos!
Excelente. Has puesto la pregunta incontestable en boca de éstos personajes.
ResponderEliminarY ahora en éstos tiempos que los sabios mayas nos quieren dar plazo final para 2012, y encima Mel Gibson les colabora con dar el mensaje.
Me conformo con reencarnar en un mundo sin maldad y ser un ángel volador imune a todo dolor y siempre feliz.
Héctor, está muy bueno y con una pregunta fuerte de base.
ResponderEliminarNo sé...pero me dió ternura imaginarlos dormidos, llenos de inocencia, me inclino a pensar que algunas veces somos su más preciado sueño, Un abrazo :)
ResponderEliminarY porqué le dio una segundad oportunidad?
ResponderEliminarEste dios caerá de la burra algún día?
Me quedo con la primera oportunidad.
Un bico y fenomal.
Es AMOR, Carmela. Seguro que somos su mas preciado sueño, Maria Luisa. Carlos, eso sería lo máimo. Juan, buena observación. Claudia,me gusta eso de la matrix ancestral.Héctor, yo te soñé a ti leyendolo. Gracias y abrazos y sueños.
ResponderEliminarSabía que era vino, qué mejor forma de provocar el sueño divino...
ResponderEliminarMientras haya vino, seguiremos seguros...
Exacto, Bicefalepena: di-VINO. Un abrazo
ResponderEliminarDebemos ser sus sueños, para que despertar!.
ResponderEliminarHéctor: excelente texto; vemos en él una visión onírica de nuestra existencia judeocristiana.
ResponderEliminarSaludos.