domingo, 3 de octubre de 2010

DE GENÉTICARAMBA

Ella, hermosísima hasta rajarse a más no poder. Él, guapísimo, un Adán. Decidieron casarse y tener el bebé más bello. Nueves meses después, con el sorpresivo resultado,  se dieron cuenta de que habían olvidado repasar sus árboles genealógicos: uno de sus tatarabuelos, era conocido en la villa con el apodo de Pepe el feo.

6 comentarios:

  1. Eso les pasó por practicar la genética sin licencia. Jior jior.

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  2. Aunque se quiera, nada es perfecto.
    Un bico Hector.

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  3. Jejejeje, es que, nunca se puede confiar del todo en la genética. Divertido este micro, Héctor. Un abrazo.

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  4. Alomejor cuando crezca no es tan tan feo el bebe

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  5. Bendita la magia de las palabras, hacen sonreir, llorar, reflexionar y a veces... como en ésta ocasión, morirse de la risa :)
    Bendito el mago que las sabe utilizar :)

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  6. Gracias a todos...si hay que reirse, eso nos salva. Abrazos.

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