Lo único que la novia ansiaba era unirse con su amado. Llevaba años soportando la trágica vida a la que Lorca la había condenado.
El día había llegado, el momento de cambiar su destino.
Parada ya frente al novio, pensaba en el auto esperándola; muy cerca de él, en las maletas ya cargadas; sus labios casi rozándose, tornaban su corazón taquicárdico; entonces sacó su arma y le disparó silenciosamente.
Mientras la bala hacía su recorrido, entrando por la barbilla y saliendo por el cráneo, la novia huía por la puerta lateral del púlpito, donde Leonardo la esperaba con el auto en marcha.
Finalmente, los tiempos habían cambiado, ya no se acostumbraban tantos muertos por honor.
Claudia Sánchez
El día había llegado, el momento de cambiar su destino.
Parada ya frente al novio, pensaba en el auto esperándola; muy cerca de él, en las maletas ya cargadas; sus labios casi rozándose, tornaban su corazón taquicárdico; entonces sacó su arma y le disparó silenciosamente.
Mientras la bala hacía su recorrido, entrando por la barbilla y saliendo por el cráneo, la novia huía por la puerta lateral del púlpito, donde Leonardo la esperaba con el auto en marcha.
Finalmente, los tiempos habían cambiado, ya no se acostumbraban tantos muertos por honor.
Claudia Sánchez
Ni por amor.
ResponderEliminarMuy interesante el relato, me has tenido en vilo hasta el final. Imprevisible.
Un saludo
Impresionante Claudia!
ResponderEliminarAhora leeré a Lorca
Un abrazo
Muy Bueno! Extraordinario giro a la tragedia del poeta.
ResponderEliminarBuen final, aunque podía haber corrido al auto y no quedar de asesina.
ResponderEliminarBuena vuelta Claudia. Los tiempos cambian y las historias...también. Un abrazo.
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